El Consejo Superior para la Financiación de la Protección Social hace sonar la alarma sobre la deuda social

Mientras las cuentas del Estado de bienestar se deterioran, el ejecutivo da la impresión de permanecer inactivo. En una nota revelada el martes 16 de enero durante una conferencia de prensa, el Consejo Superior para la Financiación de la Protección Social hace sonar la alarma, invitando implícitamente a las autoridades públicas a salir de su letargo. Los términos utilizados en este diagnóstico son a veces mordaces, lo que no es habitual en la institución presidida por Dominique Libault: ante una situación «sobre»ella nota, no hay “sin estrategia” de “volver al equilibrio”por el momento.

Los datos en los que se basa el Alto Consejo no son nuevos. Ya habían sido comunicadas, en el otoño de 2023, a los parlamentarios durante los debates sobre el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social (PLFSS) para 2024. Después de registrar un déficit abismal relacionado con la crisis sanitaria (casi 40 mil millones de euros en 2020), la provisión básica Los regímenes obligatorios han amortiguado la recuperación, aunque el saldo siga siendo negativo en 2023: − 8.700 millones, incluido el superávit generado por el fondo de solidaridad que complementa la edad mínima de vejez.

Pero el año fiscal 2024 marca un «ruptura», según la fórmula del Sr. Libault. Los desequilibrios están volviendo a crecer y podrían alcanzar los -17.500 millones en 2027. Lo más preocupante es que esta tendencia está surgiendo sin que haya ninguna “shock exógeno” – es decir, una recesión o una epidemia que inflaría el monto de las prestaciones pagadas, al tiempo que socavaría los ingresos por contribuciones.

Sin trayectoria para restablecer el equilibrio

Dos sectores están en dificultades. En primer lugar, está el Seguro de Salud, cuyo déficit se mantendría más o menos estable, oscilando entre 9.000 y 10.000 millones de euros de 2024 a 2027. Los recursos asignados al sistema sanitario resultan insuficientes para hacer frente, entre otras cosas, a los recientes aumentos de los agentes remuneración y la dinámica del gasto en salud.

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La rama de vejez, que incluye planes de pensiones básicos pero no fondos complementarios (como el de la empresa privada Agirc-Arrco), es el otro compartimento que funciona mal de nuestro Estado de bienestar. Tras acercarse a la línea de flotación en 2023 (-1,9 mil millones de euros), ve cómo sus finanzas se deterioran, con un saldo negativo que podría alcanzar los -14 mil millones en 2027.

Importante aclaración proporcionada por el Alto Consejo: la reforma de las pensiones, promulgada en 2023, permite al sector de la vejez ahorrar, pero no evita que se hunda en números rojos. En su seno hay un fondo que sufre graves problemas presupuestarios: el de los funcionarios que trabajan en hospitales públicos y en las autoridades locales. Su “número de pensionistas (…) avanzan con fuerza mientras el número de contribuyentes se estanca »subraya la nota publicada el martes.

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