La economía francesa creció un 0,3% en el segundo trimestre, cifra que se sitúa en el rango superior de las estimaciones, según los datos publicados el martes 30 de julio por el INSEE. El instituto también aumentó ligeramente el crecimiento de los dos trimestres anteriores, un 0,1% para cada uno. El aumento del producto interior (PIB) se sitúa así en el 0,4% en el cuarto trimestre de 2023 y en el 0,3% en el primer trimestre de 2024.
“El aumento del crecimiento, que definitivamente se logrará si el resto del año se mantiene estable, ya asciende al 1% para 2024”, precisa Dorian Roucher, jefe del departamento de situación económica del INSEE. Por tanto, la previsión de crecimiento del 1,1% para 2024 debería cumplirse sin dificultades.
Una de las sorpresas de este semestre proviene más bien de la naturaleza de esta progresión. Si bien esperábamos, dada la calma de la inflación, una recuperación del consumo de los hogares, está sucediendo lo contrario. Los franceses siguen siendo parsimoniosos a la hora de realizar sus compras, especialmente en el sector alimentario: el gasto en este ámbito, que ha caído casi un 7% en dos años de inflación, sigue disminuyendo. En el segundo trimestre la caída fue del 1,6%. “Esta respuesta es sorprendente, descifra el señor Roucher. Tenemos la impresión de que los hogares aún no han internalizado el hecho de que ya no había inflación en los productos alimenticios. El juicio que auguran sobre la evolución de los precios es que se mantiene elevada. »
Precaución del consumidor
Esto puede explicarse por una “efecto retardado” al tener en cuenta la estabilización de precios o por nuevos comportamientos por parte de los consumidores (cambio de gama de productos, reducciones en las compras de productos caros, etc.) que han aparecido a lo largo de los dos últimos años. Esta cautela se confirma en las compras de bienes manufacturados (electrodomésticos, automóviles, muebles y otras prendas de vestir), que aumentan modestamente (+0,6%), debido principalmente a la reanudación de las compras de automóviles.
El gasto en servicios, como el transporte o la restauración, también aumentó ligeramente (+0,5%), lo que permite que el consumo se mantenga en general equilibrado durante el trimestre (0%). Cabe señalar que sólo en el mes de junio, el consumo cayó un 0,5%, debido también a la alimentación, pero también a la disminución de las compras de energía ligada a las condiciones meteorológicas.
Otra sorpresa fue que la inversión empresarial volvió a territorio positivo (+0,1%) después de tres trimestres consecutivos de caída. Pero esta inversión se concentra en compras de software o servicios informáticos, que son muy dinámicas (+2,3%) -como en la anterior- o servicios jurídicos y de soporte trimestrales. Por el contrario, la inversión en maquinaria y equipos es sombría (-1,6%), al igual que la inversión en material de transporte (-0,7%). Es cierto que el contexto no es nada favorable: “Las tasas de interés siguen altas y la demanda no existe”, explica Stéphane Colliac, economista de BNP Paribas. Y el impacto de la fuerte subida de los tipos de interés sigue pesando sobre el sector de la construcción, donde la inversión sigue cayendo (-0,6% frente al 0,9%).
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