“El gobierno y el sector privado son aliados en la financiación de la I+D, no enemigos”

lLa productividad de nuestra economía es el determinante más importante de nuestro nivel de vida. ¿Cómo aumentarlo? ¿Qué roles deberían desempeñar el sector privado y el gobierno en este proceso mediante la financiación de la investigación y el desarrollo (I+D)? Esta cuestión a menudo enfrenta a los partidarios de un Estado muy intervencionista con los defensores de la innovación privada.

Los trabajos de investigación en Francia y Estados Unidos han proporcionado respuestas matizadas: ahora sabemos que el gobierno y el sector privado son aliados en la financiación de la I+D, no enemigos. Sin embargo, cada uno debe centrarse en lo que mejor sabe hacer: investigación fundamental en el gobierno, desarrollo comercial en las empresas. Si cada uno se centra en sus puntos fuertes y se mantiene un diálogo permanente entre lo público y lo privado, el gasto público en I+D puede ser una poderosa herramienta para aumentar la productividad.

Hay dos diferencias importantes entre la I+D pública y la I+D privada.

En primer lugar, la I+D pública es generalmente más fundamental: financia proyectos cuyo objetivo es comprender fenómenos en lugar de encontrar aplicaciones comerciales. En 2020, en Estados Unidos (donde hay datos detallados disponibles), el 33% de los proyectos de I+D públicos financiados se definieron como fundamentales, en comparación con solo el 7% de los proyectos de I+D privados.

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Aunque no es directamente útil para la creación de un producto o servicio, la investigación fundamental pública es rica en lecciones para aplicaciones concretas.

Se generan entre una y tres patentes adicionales

Sus beneficios tecnológicos son múltiples y significativos: por cada patente resultante de una investigación financiada por el gobierno americano, se generan entre una y tres patentes adicionales por empresas que no recibieron directamente esta financiación, pero que aprovecharon los descubrimientos de los beneficiarios, a veces en campos completamente diferentes (“Estimación del impacto de la I+D financiada con fondos públicos: evidencia del Departamento de Energía de EE. UU.”Kyle Myers y Lauren Lanahan, Revisión económica estadounidense n° 112/7, 2022; “Inversión pública en I+D y patentes del sector privado: evidencia de las normas de financiación de los NIH”Pierre Azoulay, Joshua Graff Zivin, Danielle Li y Bhaven Sampat, La revisión de los estudios económicos. N° 86/1, 2019).

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La segunda diferencia es que los contratos públicos de financiación de la investigación son generalmente más flexibles que los del sector privado. Un estudio reciente demostró que los investigadores universitarios financiados por el gobierno de Estados Unidos tienen más libertad para difundir sus resultados y crear ellos mismos empresas emergentes que utilicen los frutos de su investigación.

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