lLas noticias económicas francesas están neuróticamente subordinadas a las valoraciones de las agencias de calificación sobre la deuda francesa. Después de una semana de ansiedad a la espera de la decisión de la agencia Standard and Poor’s, el viernes 1oh diciembre, mantuvo su valoración anterior, aunque con perspectiva negativa.
Los comentaristas no han dejado de recordar las decisiones anteriores de otras agencias, la rebaja de calificación de Fitch en abril y la menor severidad de Moody’s unos meses después. El gobierno, por su parte, no escatimó esfuerzos para convencer a los actores del mercado financiero de su feroz determinación de reducir los déficits públicos.
Esta obsesión por rastrear la deuda pública nos deja perplejos. Estas agencias, que ponen de relieve la gestión de los Estados animándoles a respetar el equilibrio presupuestario que supuestamente encarna la virtud, son las que no anticiparon en modo alguno la caída del banco Lehman Brothers en 2008. Además, los actores financieros, que esperan impacientes la El veredicto de estas mismas agencias para garantizar mejor que reine la ortodoxia liberal, son los mismos que se salvaron con dinero público en 2008 y luego en 2020.
El dinero mágico ha favorecido la especulación y la bolsa
En 2008, para evitar el colapso de las economías similar al que experimentamos en la década de 1930, los Estados y los bancos centrales no escatimaron esfuerzos para apoyar a los bancos, los mercados financieros y las empresas, hasta el punto de que el déficit público estadounidense se desplomará hasta 11,2% del PIB en 2009 mientras que los bancos centrales desplegarán tesoros de ingenio para multiplicar las inyecciones de dinero hacia los actores privados.
Modestamente en nomma «poco convencional» estas políticas que deberían haber sido calificadas de totalmente heterodoxas, hasta el punto de que Jens Weidman, ex presidente del banco central alemán, las calificó de diabólico. En total, veinticinco años después, balances del banco central siguen siendo cuatro, seis e incluso ocho veces superiores a los de 2008.
Este dinero mágicamente distribuido ciertamente ha evitado el colapso de las economías, pero sobre todo ha fomentado la especulación y, por tanto, el aumento de las cotizaciones bursátiles sin relación con la salud de las economías mundiales, pero también con la de los precios inmobiliarios, los cuadros maestros, las criptomonedas e incluso deportistas de alto nivel.
Encuesta de deuda privada
La abundancia de liquidez gratuita o casi gratuita hasta 2021 ha favorecido los efectos de apalancamiento de los que han abusado fondos de todo tipo hasta el punto de no saber dónde invertir y dónde colocar su dinero en los ámbitos de la educación, la salud, el deporte o las criptomonedas.
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