Se le conoce como el lobo blanco. Guardián de Portes Ferrées, uno de los cuatro distritos prioritarios de Limoges, en plena renovación urbana, Philippe Londeix tiene una gran demanda entre los residentes. Más allá de la limpieza de las zonas comunes, el conserje del edificio es, de hecho, el primer punto de contacto del propietario con los residentes y, en el contexto de un proyecto de renovación urbana, puede resultar un actor esencial. “ Cuando los transeúntes me hacen preguntas, sSi tengo la información se la doy, sino la averiguo y vuelvo con ellos”el explica.
Consciente de la polivalencia del papel de los guardias, la Asociación para la Formación Profesional de Organizaciones de Vivienda Social (Afpols) está desarrollando para ellos una formación de seis meses de duración, dos o tres días al mes. Les enseña a escuchar, informar, explicar, asesorar, orientar, gestionar quejas, hacer balance de la situación, etc. También les indica a qué actores pueden acudir para obtener la información que transmitir a los vecinos durante un proyecto. renovación urbana.
“ Esta formación me permitió enriquecer mis conocimientos a nivel técnico, para comprender mejor todo el trabajo, pero también a nivel relacional”confiesa Philippe Londeix. Con dos colegas, tuvo que explicar a los residentes que todos fueron realojados en otro lugar, porque el proyecto de renovación, iniciado en 2019, comenzó con la demolición de siete edificios, antes de la rehabilitación en curso de otros siete. Antes de cada renovación, el conserje visita a los inquilinos y examina con ellos la naturaleza del trabajo a realizar. A continuación informa a las empresas y señala las posibles dificultades (fecha de la intervención, complicaciones debidas al desorden del alojamiento, etc.). “Controlamos el vínculo entre los inquilinos, el propietario social Limoges Habitat, las empresas de renovación y el arquitecto del proyecto”, precisa. El portero admite que inicialmente no se imaginaba tener este papel, pero se dedicó plenamente a él.
“Interlocutores legítimos”
Los asesores ciudadanos pueden desempeñar un papel igualmente esencial. Para ello, la Escuela de Renovación Urbana (ERU) imparte formación para la ejecución co-construida de proyectos de renovación urbana. Este curso de cuatro días tiene como objetivo “consolidar el lugar del consejo ciudadano en la gobernanza del proyecto. Les hablamos de demolición, realojo, rehabilitación. Están llamados a realizar un diagnóstico en un barrio en renovación o ya renovado. Les contamos todos los actores que tendrán que conocer y los consejos para interactuar con ellos”, explica Camille Charttrain, directora de proyectos de participación en la ERU.
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