Para 2035, los fabricantes de automóviles ya no podrán vender coches de gasolina o diésel (térmicos) en Europa. Pero Renault, Stellantis y Volkswagen tienen la vista puesta en un plazo mucho más cercano: 2025. El año que viene, de acuerdo con la norma llamada “CAFE”, de “Economía Media de Combustible corporativa”, los vehículos que vendan serán probables, en promedio, menos de 81 gramos de CO2 por kilómetro frente a los 95 actuales. Y, en 2030, el límite máximo se reducirá a 50 gramos.
Concretamente, ¿qué significa esto? Para cumplir con la norma, un fabricante tendrá que vender al menos un coche eléctrico (cero emisiones) por cada cuatro coches térmicos. Los modelos de gasolina o diésel emiten mucho más de 95 gramos de CO2 por kilómetro. Sólo los mejores modelos híbridos bajan a 85 gramos. Si supera el estándar CAFE, el fabricante deberá pagar una fuerte multa (95 euros el gramo) o, para evitarlo, comprar créditos de carbono a un competidor más avanzado en el sector eléctrico. Tesla ha ganado más de 8.000 millones de euros desde 2009.
El problema es que los vatios hoy están lejos de representar una cuarta parte de las ventas en Europa. “El mercado está estancado por debajo del 15%, afirma Luca de Meo, director general de Renault. El crecimiento actual de la demanda no nos permite incrementar las ventas de electricidad al 22% o 23%, que es necesario para cumplir con la normativa”. En Stellantis, Jean-Philippe Imparato, jefe de Alfa Romeo y vehículos utilitarios, pronuncia el mismo discurso: “En 2025, por orden de magnitud, si no tienes el 20% de tu mix en vehículos eléctricos, pagarás la factura, con cifras muy significativas”explicó al diario online Autoactu.com.
Se prevé un desastre para las fábricas
El estándar CAFE no es específico de Europa. También existe en Estados Unidos, donde Stellantis tuvo que pagar varios cientos de millones de dólares en multas en 2023. “Pero eso ya era cosa del pasado”dijo Carlos Tavares, director general del grupo, durante un encuentro con la prensa. “No me gusta vivir con una espada de Damocles sobre mi cabeza, estoy intentando deshacerme de ese riesgo”, asegura. Los fabricantes no quieren pagar multas, ni enriquecer a Tesla ni a los fabricantes chinos.
Para el señor de Méo, “La única manera de alcanzar los objetivos, si no se reparten las ventas de coches eléctricos, será producir menos coches térmicos. Él hace el cálculo: “O vendemos 500.000 coches eléctricos más o producimos 2,5 millones menos de coches térmicos. » Un desastre previsto para las fábricas.
Te queda por leer el 21,9% de este artículo. El resto está reservado para suscriptores.