No hace falta mirar: el gol más increíble del Campeonato de Europa masculino de balonmano se marcó el viernes 26 de enero. Son las 19.20 horas en el Lanxess Arena de Colonia (Alemania), el cronómetro se detuvo en el último segundo de los 60mi y último minuto de la semifinal entre Francia y Suecia. El timbre acaba de sonar. Abajo por un gol (26-27), los blues casi no tienen esperanzas de recuperar el rumbo, a pesar de un último tiro libre, que deberá ejecutarse sin impulso, como autoriza el reglamento. Sólo los tontos todavía creen en ello. Los locos y los que conocen las habilidades de tiro de Elohim Prandi. Con los brazos en alto, los seis jugadores de campo suecos, cuya altura ronda los 2 m, formaron un muro completamente infranqueable. Excepto para tirar, no hacia arriba, sino hacia un lado.
Hijo de dos exjugadores internacionales de balonmano, Raoul Prandi y Mézuela Servier, el jugador del Paris Saint-Germain sabía que sólo una apuesta podría dar sus frutos en una situación tan desesperada. “Estaba muy cerca de la pared. Más adelante podría haber intentado superarlo, pero ahí no, no tuve ninguna posibilidad, dirá después del partido. Sabía que tirando hacia un lado podía levantar el balón. Y entró. » Incluso salió “bien”: cronometrado a 118 km/h, su disparo tras una zambullida lateral –un gesto tan improbable como impredecible– se estrelló en la escuadra de su compañero de club, Andreas Palicka.
Pocos de sus compañeros todavía creían en ello, a excepción de Nikola Karabatic. “Estaba seguro de que lo iba a usar. Tiene una calidad de filmación increíble. Ya le hemos visto marcar de la misma manera en el campeonato francés”., confió el decano de los Bleus (39 años), para quien esta es la última Eurocopa. Guillaume Gille, por su parte, no marcaba el camino. “Francamente, siendo racionales, sabemos en ese momento que tenemos una posibilidad entre mil de marcar. Fue mal enviado”admitió el técnico de la selección de Francia, estupefacto como el resto de su plantilla por la audacia de su lateral izquierdo.
Rara intensidad dramática
Los suecos nunca se recuperarían. Aturdidos, sufrieron tres goles seguidos al inicio de la prórroga, todos ellos marcados por otro jugador del banquillo, Dylan Nahi, que entró al final del partido, al igual que Eholim Prandi. Los Bleus consiguieron volar hacia una victoria (resultado final 34-30) milagrosa y no inmerecida teniendo en cuenta el desarrollo de este partido irrespirable y de una intensidad dramática poco común. Los 19.000 espectadores del Lanxess Arena, que acudieron principalmente para presenciar la otra semifinal, entre Alemania y Dinamarca (que acabó con victoria de los daneses, 29-26), fueron testigos del escenario más rico que puede imaginar un partido de balonmano. oferta.
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