ALimitado en un sentido puramente financiero, el problema de la deuda pública no se discute lo suficiente en su dimensión política. Presentada como un elemento esencial de los compromisos entre generaciones, la deuda financiera pública no puede separarse completamente de compromisos de naturaleza muy diferente, en particular las pensiones. Sin embargo, los gobiernos están reestructurando descaradamente el contrato de pensiones sin tocar los contratos financieros, cuyos beneficiarios son, sin embargo, mucho menos numerosos y más favorecidos. Francia del siglo XVIIImi El siglo XIX ofrece un ejemplo interesante de ajustes políticos entre estos diferentes tipos de compromiso.
Luego, la deuda aumentó constantemente bajo el efecto de las guerras libradas por Francia, principalmente contra el Reino Unido. A finales de siglo, su nivel era comparable al que conocemos hoy. Pero, a diferencia de nuestra deuda homogénea, compuesta por bonos del Tesoro permitidos y negociables en un mercado muy líquido y profundo, tenía múltiples formas en ese momento.
Además de las rentas vitalicias perpetuas y los bonos negociables en el mercado, otros instrumentos, que representan importes equivalentes, no son negociables o resultan difíciles de hacerlo. Este es el caso de las “oficinas”, que son la forma privatizada de servicios públicos (fiscales, legales, militares; las notarías siguen siendo el último ejemplo). Sus compradores reciben ingresos regulares o variables que remuneran el capital invertido en la oficina, creada y vendida inicialmente por la Corona para financiar el gasto público.
Asimetría de la información
Si pueden revenderlos, queda bajo el control del rey, quien también puede modificar los emolumentos según la situación financiera del reino. Otro instrumento: las rentas vitalicias. Estos son pagados por el Estado durante la vida de la persona (el beneficiario) designada en el contrato, a cambio del pago de un capital inicial al Tesoro del Estado. Tanto para las rentas vitalicias como para las oficinas, el mercado secundario se ve obstaculizado por la asimetría de información entre el vendedor, que sabe más sobre posibles reformas de oficinas o… sobre la esperanza de vida del beneficiario de una renta vitalicia que los potenciales compradores.
Al no ser negociable ni difícil de realizar, esta importante porción de la deuda pública no está sujeta a las fluctuaciones ni a los veredictos del mercado. Segmentado en distintos instrumentos cuyas clientelas son en parte diferentes, puede ser objeto de una gestión “política”, que considera que las reducciones o reestructuraciones afectan a ciertos segmentos más que a otros –como es el caso hoy en día de las pensiones, objeto de ajustes presupuestarios estatales.
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