“Mientras les hablo, el sector privado no tiene ningún desincentivo para financiar una planta de carbón en comparación con las energías renovables. Esto es totalmente absurdo (…), por lo tanto debemos invertir el sistema: en los próximos años debe haber una especie de tipo de interés para el verde y un tipo de interés para el marrón. » Durante el discurso que pronunció el 1oh En la COP28 de diciembre en Dubai, Emmanuel Macron retomó una idea defendida durante varios años por un grupo de economistas: hacer que las actividades verdes paguen un tipo de interés inferior al reservado a las actividades contaminantes.
Respondiendo a sus propuestas, una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG) y académicos que trabajan por la ecologización del sistema financiero publicó, el miércoles 20 de diciembre, una carta para el Presidente de la República Francesa. Señalan que el aumento de los tipos oficiales ha permitido al Banco Central Europeo (BCE) en los últimos meses perjudicar la financiación de las inversiones verdes. Sobre todo, invitan a estos últimos a adoptar “un tipo especial más bajo para los préstamos destinados a financiar inversiones en consonancia con los objetivos de transición de la Unión Europea (UE) ».
« Le mais est que les banques commerciales accordent des prêts à un taux moins élevé aux projets soutenables d’un point de vue environnemental : la BCE pourrait y contribuer en accordant à ces banques un taux plus bas lorsqu’elles viennent se refinancer auprès d’ ella «explica Eric Monnet, profesor de la Escuela de Economía de París y firmante de la carta junto con los economistas Jens van’t Klooster (Universidad de Ámsterdam), Alain Grandjean (presidente de la plataforma La Otra Economía), Jézabel Couppey-Soubeyran (París-I Panthéon- Universidad de la Sorbona), o incluso ONG como Positive Money Europe, el Instituto Veblen o el WWF.
Control acumulado del Parlamento Europeo
Eric Monnet subraya que este sistema de doble tipo sólo sería plenamente eficaz si va acompañado de un cambio en la reglamentación – esto podría requerir, por ejemplo, mayores ratios de capital de los bancos que financian proyectos más contaminantes -, y mediante el apoyo de los bancos públicos, como Bpifrance, probablemente conceda préstamos preferenciales a actividades verdes.
Para garantizar la correcta aplicación de este doble tipo, los firmantes de la carta insisten en la necesidad de un control acumulado por parte del Parlamento Europeo sobre el BCE, con el fin de garantizar que las modalidades de aplicación sean “alineado con los objetivos medioambientales de la UE”. Un control también esencial para “evitar el lavado verde y dirigir los préstamos hacia actividades verdaderamente ecológicas, como ayudar a los hogares a renovar sus hogares”. Para ello, el BCE debería basarse en una taxonomía clara de actividades consideradas contaminantes o favorables a la transición.
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