ACuando los activistas de Greenpeace fueron condenados, el 22 de febrero, por el tribunal penal de Bobigny por haber repintado de verde un avión, nosotros, ingenieros del sector, investigadores y miembros de ONG ecologistas, comprobamos que el debate público iba disminuyendo. Todavía con demasiada frecuencia se trata de una simple oposición, casi moral, entre los planos “pro” y “anti”, y los argumentos de unos resultan inaudibles para otros.
Ante un cambio climático que se acelera con cada nueva tonelada de CO2 liberados a la atmósfera, pedimos al sector aeronáutico que salga de este punto muerto y se convierta en pionero de sectores responsables, ante todo por su propio interés.
Hasta la fecha, para cumplir el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, el sector apuesta principalmente por la tecnología, la optimización de las operaciones, la abundancia de energía baja en carbono y la compensación en trayectorias de crecimiento sostenido del tráfico global. Recordemos que el clima de 2050 no depende del nivel de emisiones en 2050, sino de la cantidad total de gases de efecto invernadero que habremos emitido entre hoy y 2050.
Crecimiento del tráfico del 3,6% anual
Por eso este único objetivo a largo plazo, incluso muy ambicioso y voluntario, es insuficiente para respetar el acuerdo de París. Además, no se planifica nada públicamente si las hipótesis tecnológicas o energéticas no se cumplen o no se cumplen en su totalidad. Por lo tanto, exigimos que las hojas de ruta de descarbonización del sector sean revisadas para que sean consistentes con la física del clima y los recursos.
La dinámica del crecimiento del tráfico no es cuestionada por los actores del sector, que lo consideran un objetivo prioritario. Tabla de Airbus sobre el crecimiento del tráfico global del 3,6% anual (“ Previsión del mercado mundial de Airbus para 2023 ), lo que conducirá a una duplicación del tráfico antes de 2050.
Con esta hipótesis de desarrollo, y al depender exclusivamente de palancas tecnológicas, el sector se encuentra dependiente de necesidades energéticas considerables e inciertas, lo que pone en duda su capacidad para alcanzar los objetivos climáticos. La industria aeronáutica francesa prevé movilizar 153,3 teravatios hora (TWh) de electricidad renovable a escala nacional para producir combustibles sintéticos, o el equivalente a la producción anual de doce EPR.
Una amenaza existencial
Asimismo, la Secretaría General de Planificación Ecológica (SGPE) alerta de un déficit de 17 TWh de biomasa líquida en 2030 para el suministro de biocombustibles para todos los sectores, incluido el de la aviación (“ Planificación ecológica en energía. », Secretaría General de Planificación Ecológica, junio 2023). Es probable que contar con un crecimiento fuerte tranquilice a los inversores, pero constituye una amenaza existencial para el sector a largo plazo.
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