lEl Tribunal de Cuentas ha criticado duramente, en su último informe, la falta de implicación del sector bancario en la transición energética. No es fácil para los bancos renunciar a financiar actividades contaminantes pero rentables. Según el Tribunal, el sector financiero, aunque comunica masivamente sobre cuestiones medioambientales, en realidad desdibuja las líneas al proponer al mismo tiempo objetivos ecológicos. “difícilmente cuantificable, poco monitoreado y poco comparable”lavado verde, en suma.
En un momento en que, por segundo año consecutivo, el sector anuncia beneficios récord, la necesaria reasignación de activos es evidente.“escala muy limitada”, según el Tribunal. A principios de 2023, el fondo de seguros de vida en euros de Société Générale incluye solo un 5% de inversiones verdes. Y mientras tanto, los bancos franceses siguen involucrándose en emisiones de bonos de la industria de los combustibles fósiles. Entre 2016 y 2023 colaboraron en nada menos que la mitad de estas operaciones, a escala global.
Esta observación es tanto más problemática cuanto que los bancos franceses, entre los líderes de Europa, podrían, si se comprometieran resueltamente, desempeñar un papel clave en la lucha contra el cambio climático mediante la promoción del gasto y las inversiones en transición.
Se trata de ir mucho más allá de las “tarifas verdes” que se ofrecen hoy para impulsar determinadas inversiones específicas, por ejemplo modulando las ofertas en función del comportamiento más o menos virtuoso de los clientes. Los bancos están perfectamente capacitados para conceder créditos ventajosos a quienes compren un coche eléctrico. También podrían ofrecer opciones de arrendamiento menos costosas y más accesibles para estimular la reutilización de bienes y el desarrollo de una economía circular. ¿Por qué no ofrecer programas positivos de fidelización y recompensas basados en el impacto de carbono de cada persona? Los bancos saben bien lo que consumen sus clientes. Tienen todos los datos en stock para incentivar a los consumidores que favorecen el consumo responsable. Ciertos segmentos de clientes son muy exigentes con este tipo de compromiso.
La urgencia de una inflexión
También se debe alentar a las empresas a cambiar sus prácticas. Desde 1oh En enero, las empresas que cotizan en bolsa están obligadas por la CSRD (Directiva de informes de sostenibilidad corporativa) europea a revelar el impacto de sus actividades en el medio ambiente. Los bancos ya no pueden llamarse “ciegos”. Deben favorecer a aquellos cuyas emisiones de carbono son limitadas o están disminuyendo. La cuestión de la financiación de las PYME también es central. No tienen las mismas obligaciones que las empresas que cotizan en bolsa, pero es totalmente posible apoyar sus nuevos proyectos teniendo en cuenta su impacto de carbono.
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