Christine Angot habla en el Foro de Filosofía el sábado 23 de noviembre a las 15 h.
Era el año 2004. Me invitaron a Colonia para una reunión pública. En un gran teatro de mil butacas. La sala está llena. Esta es una gran feminista alemana, muy conocida aquí, quien me presenta a mí, Alice Schwarzer.
Mis libros han sido traducidos al alemán desde la publicación de Incesto (InéstoTropen, 2001) por un pequeño editor que también es traductor. Él está en la habitación, también está mi hija, que en ese momento tenía 12 años. Están muy al fondo, los veo a lo lejos, detrás de una barandilla acolchada.
No soy conocido en Alemania. Me acaban de descubrir. Esta reunión es muy importante para mí. La gran feminista alemana escribió un artículo elogioso sobre los títulos traducidos. Es una estrella en Alemania, una especie de equivalente por derecho propio de Gisèle Halimi, Simone Veil, Laure Adler, Elisabeth Badinter. Morena, imponente, sonriente, se sienta a mi lado, dirige la entrevista y también habla de su último libro, un ensayo.
Me gusta su nombre, Alice Schwarzer, me llamé Christine Schwartz hasta los 13 años, repetí SCHWARTZ a los profesores que me llamaban durante toda mi escolaridad, mi padre se negó a reconocerme, llevaba el nombre de mi madre, cuyo padre, un Un judío de Europa del Este, de paso por Châteauroux, conoció a mi abuela, se casó con ella cuando nació mi madre y luego se fue a Egipto donde se reunirían con él, pero la guerra había estallado, las fronteras estaban cerradas, como judío era imposible que regrese.
Alice Schwarzer elogia a los mil alemanes en este teatro siguiendo una grilla de lectura psicológica y social que me molesta un poco, se trata de reparación, de justicia, de policía, no de la cosa en sí, menos aún de literatura. Me presentan como un caso de incesto, una testigo, que hace avanzar las cosas y a la que apoya. Yo soy la ilustración de su discurso. El caso práctico. Como Charcot presentó histeria frente a una pizarra ante un público de especialistas. Ella me presenta y me explica a los mil alemanes.
Este encuentro es muy importante para mí, sonrío. Reformularé algunas preguntas. Eso es todo. Vuelvo a centrarme en la literatura, recuerdo que escribí una novela, que soy escritor.
– ¿Pero eres tú el de la novela?
– Eso lo viví, sí, claro. Pero sin una elaboración romántica es imposible representar las cosas tal como son, alcanzar una verdad que no sea general, estadística, militante, psicológica, que capture la realidad sin necesidad de comentario alguno. , el incesto puede entrar en la literatura, lo vemos actuar ante nuestros ojos, lo entendemos. Nada que ver con un testimonio, ni con una estimación.
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