Es posible que Estados Unidos haya sido expulsado de Afganistán por la fuerza, en el verano de 2021, por los talibanes, pero, tres años después, siguen siendo, con diferencia, los principales donantes de esta paga condenados al ostracismo por las naciones. Este enfoque financiero y las medidas excepcionales adoptadas por Washington para aliviar las sanciones impuestas contra el régimen islamista son incluso vitales, según la ONU, para evitar el colapso del país. Según los servicios del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar), la agencia acusada por el Congreso de EE.UU. para monitorear el uso de fondos de Estados Unidos, este último “Asignaron o pusieron a disposición 20.700 millones de dólares (18,5 mil millones de euros) ayuda » desde la retirada de sus fuerzas.
Esta cantidad incluye casi 3.000 millones de dólares en créditos de ayuda humanitaria y de desarrollo. Los expertos también tienen en cuenta los 3.500 millones de dólares en activos pertenecientes al Estado afgano y congelados por Washington y luego transferidos, en septiembre de 2022, al Fondo Afgano creado por el Tesoro estadounidense, en Suiza, para “proteger la estabilidad macrofinanciera en nombre del pueblo afgano”. En su cálculo, Sigar tiene en cuenta los gastos realizados en beneficio de los refugiados afganos acogidos en su territorio desde agosto de 2021. Así, se han destinado 8.700 millones de dólares para la evacuación y la atención de los afganos evacuados en Estados Unidos en el marco de la Operación. Allies Welcome, parte del cual está financiado por el Ministerio de Defensa. Estas operaciones se desarrollaron en parte bajo la supervisión de los talibanes, que habrían cobrado su diezmo de las ONG afganas que actuaban sobre el terreno.
Las administraciones de Salud, Servicios Humanos y Seguridad Nacional de Estados Unidos han comprometido casi 3.000 millones de dólares y 284 millones de dólares en asignaciones, respectivamente. Por último, la ley de asignación de créditos presupuestarios consolidados para 2024 destacó el compromiso del Departamento de Estado y el Ministerio de Defensa, por una suma de 5.530 millones de dólares, como parte del programa Bienvenida Duradera, destinado a continuar la atención a los refugiados afganos.
Por lo tanto, los talibanes viven a expensas de su mejor enemigo y no pueden prescindir de él. Según el Banco Mundial, el PIB real afgano se contrajo un 26% en los dos últimos años fiscales, y “La actividad económica actual sigue estancada”. Además, debido a la interrupción de las transferencias bancarias internacionales y los problemas de liquidez desde la toma del poder por los talibanes, las Naciones Unidas actúan ahora como un “portadores de efectivo”.
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