Cuba siempre da la impresión de ser un país donde el tiempo se ha detenido. No hay anuncios llamativos en sus calles ni marcas en sus escaparates; sin tráfico en sus avenidas y muy pocos químicos en sus alimentos. El único elemento moderno que destaca en esta decoración son los teléfonos inteligentes que ahora utilizan los residentes: propiedad de más del 80% de la población, se han convertido en imprescindibles para obtener información, pagar, cambiar dinero y realizar transacciones. Al mismo tiempo, los cubanos siguen viajando principalmente a pie y en bicicleta. El coche o la moto más pequeño constituye un bien excepcional que permite, convirtiéndose en conductor, ganar diez veces el salario de un médico o un profesor.
A pesar de una ideología que dice ser socialista, las desigualdades son ahora evidentes dentro de la sociedad entre quienes trabajan para el Estado y quienes tienen otros ingresos. Según los cubanos, la actual crisis social es mucho peor que la del “período especial”, en el momento del colapso del bloque soviético a partir de 1991, el más grave que había vivido la isla hasta entonces.
En La Habana, en el Malecón, el paseo que bordea el mar, los descapotables americanos de los años 50 todavía llevan a los turistas a descubrir la capital. Conducen junto a viejos Ladas de la URSS, como el que conduce Rómulo (todos los nombres han sido cambiados) que ganó su padre por haber luchado durante la guerra de independencia de Angola (1975-2001).
“Hay que tener la fe (fe) vivir en cuba »dijo, presionando con fuerza la perilla para engranar una marcha. Allá fe no significa adherirse a una creencia, sino tener una familia en el extranjero. “Solo obtén $50 (45 euros) al mes o unos cuantos hábitos que puedes revender para vivir biendice Rómulo. Pero si no tienes eso ni un coche, entonces eres lo que el gobierno llama «vulnerable», por no decir «pobre». Pero en realidad, todos los días luchas por sobrevivir. »
“Coches incompatibles con nuestra sociedad”
A Rómulo, a sus 27 años, le hubiera gustado trabajar como ingeniero, después de seis años de estudios en la Universidad de La Habana. Pero el salario que le espera (10.000 pesos cubanos, o 30,30 euros) no le permitirá criar a su hijo de 2 años ni ayudar a sus padres, cuya pensión (1.200 pesos) hoy equivale a un cartón de treinta huevos.
Entonces conduce para extrañar el Lada, se conecta a la aplicación La Nave, un Uber cubano, y se gana muy bien la vida. “En un día gano 12.000 pesos, es decir, diez veces la pensión de mi padre o el mismo salario mensual que un médico, él dice. Es una locura, es injusto y el gobierno lo sabe muy bien: la mayoría de los cubanos no pueden pagar el precio de un viaje y sin embargo yo hago más de diez al día. »
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