Objeto más extraño que las “cartas de techo” enviadas el martes 20 de agosto por Gabriel Attal, primer ministro dimisionario, a todos sus ministros. Les anunció una congelación general del gasto estatal en 2025, de 492 mil millones de euros, y, según sus comentarios específicos, cada ministerio se verá afectado. Los presupuestos de defensa, cultura y deportes se verían relativamente favorecidos, en detrimento, en particular, del de trabajo y empleo, según Matignon. ¿Proyecto de presupuesto? ¿Técnica de medición esencial? ¿Señal política? ¿Borrador destinado a la basura? Un poco de todo eso, sin duda.
Bajo la VY República, es la primera vez que un Primer Ministro dimisionario establece un marco presupuestario para los ministros que también han dimitido, lo que indica desde el principio que dicho marco debería modificarse, o incluso cuestionarse, en las próximas semanas. Este es un “presupuesto reversible”, según la asombrosa fórmula inventada en Matignon: “Puede ser modificado por el próximo gobierno y el Parlamento. » Una situación más sin precedentes provocada por la decisión de Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional, el 9 de junio, y luego por la de no nombrar inmediatamente un Primer Ministro después de la segunda vuelta de las elecciones legislativas anticipadas, el 7 de julio.
El envío de cartas techo, textos sin valor jurídico, marca tradicionalmente una etapa clave en la elaboración del presupuesto del Estado. En principio, los firma el Primer Ministro entre mediados de julio y principios de agosto, tras los tratados entre Bercy y los demás ministerios. Este año, el ministro de Cuentas Públicas, Thomas Cazenave, había prometido acelerar el calendario y empezó a discutir línea por línea con sus colegas responsables de la función pública y de deportes, cuando la disolución lo frenó todo.
«Surrealista»
Thomas Cazenave y su ministro supervisor, Bruno Le Maire, imaginaron entonces dejar el control al futuro ejecutivo, sobre todo porque un gobierno dimisionario debería limitarse a ocuparse de los asuntos de actualidad. Pero, como Emmanuel Macron retrasó el nombramiento de un primer ministro, los funcionarios de Bercy consideraron esencial seguir preparando un proyecto de ley de finanzas y, por lo tanto, cartas sobre el techo, para no inmovilizar la pesada maquinaria presupuestaria. Después de dudar, Gabriel Attal optó a su vez por enviar estas cartas, no sin haberlas revisado y corregido, y con aproximadamente un mes de retraso respecto al cronograma tradicional.
“Quería asegurar la continuidad del Estado”le explicamos a Matignon. El envío de cartas, en las que se fijan para cada ministerio sus futuros créditos de pago por misión y por programa, así como su techo de empleo, constituye “un paso necesario”—suplica el entorno del Primer Ministro. Sin esta base de trabajo, ¿cómo podría el futuro gobierno completar un presupuesto a tiempo? El proyecto de ley deberá ser enviado a mediados de septiembre al Consejo Superior de Finanzas Públicas, para que éste tenga tiempo de emitir su opinión, luego será validado por el Consejo de Ministros a finales de septiembre y presentado al Parlamento el 1 de septiembre.oh Octubre. Por tanto, la cuestión se volvió urgente. “El Primer Ministro llega al final de su deber al exigir el muro presupuestario”delante de Matignon.
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